miércoles, 16 de marzo de 2011

Dos ositos de goma



Cuando era pequeño, pensaba que para entrar a trabajar a una tienda de golosinas tenías que pasar un duro examen en el que se evaluaban tus aptitudes con los clientes. Pero cuando cumplí los nueve años, recuerdo que se me cayó un mito.
Fui con Manolo a comprar golosinas para llevar a mi fiestita de cumpleaños. Mi madre me había dado 5 pesetas para comprarlo todo, y para mí esa fortuna podía equipararse a la que guardaban los bancos en su interior. Así que, nervioso por el duro trabajo que tenía por delante, me adentré en la tienda y mi amigo y yo comenzamos a rellenar bolsas y bolsas. Sólo cuando sentimos saciadas nuestras necesidades golosiniles, paramos.
Llevé las bolsas hasta el mostrador, donde encontré a una nueva dependienta que no estaba la última vez que había venido, haría unos cinco días. La mujer, de negra cabellera y ojos color miel, se limitaba a limarse las uñas mientras mascaba chicle.
Me miró de arriba abajo, con un deje de asco en los ojos. Yo le sonreí tímidamente, impresionado por las malas vibraciones que me llegaban de ella.
-No creo que tengas dinero para pagar todo esto, cariñito –dijo. Su voz me sonó tan desagradable que sentí como un escalofrío estaba a punto de escapárseme de lo más hondo -. Así que lo mejor que puedes hacer es dejarlo todo en su sitio.
Lo que entonces hice sorprendió a Manolo, que me seguía detrás como si fuera mi escolta. Recogí las bolsas que le había tendido a la mujer, me disculpé, y lo volví a dejar todo en su sitio. Como recompensa, recuerdo, me robé dos ositos de goma, que guardé en el bolsillo hasta que nos alejamos bastante de esa tienda.
Era pequeño, si, pero entendía perfectamente cuando alguien era un mal bicho. Y esa nueva dependienta lo era.
Con esa mujer, habían perdido un cliente.


1 comentario:

  1. Tienes mucha razón. A mí me ha pasado en algunas tiendas que el dependiente era muy desagradable, así que, al salir, me prometí no volver nunca a entrar allí.
    Me gustó el detalle de los ositos de goma, un poco ladrón el niño, aunque la dependienta no dejaba de merecérselo ^^.

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