jueves, 27 de octubre de 2011

Acabando todo


Esto es el principio del fin. Esto es un hasta la vista.
He decidido dejar de publicar en este blog. Hace más o menos un año que lo empecé, y debo decir que me siento muy orgullosa de los progresos que ha ido viviendo este sitio. Ahora, 122 entradas después y 51 seguidores, debo decir adiós.
El por qué no es sencillo. De hecho, es inexplicable: simplemente, pienso que este blog ya ha tenido la vida que en un principio quise darle. Estoy contenta de todo lo que ha pasado por aquí, y me alegro haber encontrado gente tan buena en este sitio. Pero necesito un descanso prolongado. Es probable que dentro de un tiempo abra otro blog  parecido a este, pero no lo sé a ciencia cierta. ¿Quién sabe cómo nos despertaremos mañana?

Debo hacer unos agradecimientos, por supuesto. Para las personas que han significado algo para este blog. Algunos llegaron antes, otros llegaron después y otros llevan desde antes de que comenzara conmigo. Y a muchos ni siquiera os mencionaré, pero más que nada porque no tendría sitio en donde hacerlo.
@ Yarko, con el que inicié todo. Mi querido Yarko, que tantas oportunidades me ha dado, que ha leído todo lo que he escrito desde que nos conocemos y que ha opinado sobre ello. Muchas gracias. Sin ti, esto no hubiera llegado tan lejos. Eres “musa” de ¿Y ahora como llamo yo a eso?
@ Llovizna, aunque te pasas poquito por aquí, eres de las primeras seguidoras de este sitio. Volveremos a hablar, y te prometo que si vuelvo a abrir otro blog estarás invitada desde el primer día. Gracias por ser tan pomposamente adorable n_n
@ Carlos, mi terer seguidor y el tio que se lleva la palma por ser el más comentarista. Sigue así con El Antro, que vas muy bien. No dejes nunca de escribir. Sé que no estás conforme con que deje este sitio, pero es lo que necesito ahora mismo. Gracias por todo.
@ Supergal. Eres de los últimos que han llegado aquí, pero se te aprecia tanto como al que más. Gracias por seguir con constancia a pesar de todo. Gracias por enseñarme tanto y por toda la paciencia que has demostrado. Y por las oportunidades que me has dado.
@ Catrherine, mi querida hermanita. Sigue así con las reseñas y con tu blog. Empieza a escribir, que tienes una edad muy buena para comenzar y formarte desde ya. No olvides, bobita, que aunque nos peleamos tan a menudo, eres una de las personas por las que lo daría todo.


Y eso es todo, queridos. Espero que la vida nos sonría a todos y que nos volvamos a encontrar. Tal vez en un universo paralelo de esos que tanto les gusta a los guionistas de Marvel :P

domingo, 9 de octubre de 2011

Piernas


Sus piernas eran tan pálidas que podía verse, con un tono azul, como la sangre circulaba por debajo.

sábado, 1 de octubre de 2011

Atrapada (guión)

Anoche se me ocurrió esta idea mientras iba en coche. A decir verdad, en mi mente se veía mucho mejor de lo que ahora puedo imaginarlo plasmado en el papel... pero bueno. Es lo que hay.
Este es el tercer guión que hago. No domino para nada el formato, pero como el dicho popular bien dice "Aprendiz de todo, maestro de nada". Aún así espero que os guste.

Dedicado a Yarko, como todo lo que hago.





INTERIOR. PASILLO – DÍA (ACTUALIDAD)

 SARA (24 años) se acerca a la puerta de su oficina corriendo. Tiene cara de terror. LOS ZOMBIS AULLAN detrás de ella. Saca las llaves, abre la puerta y se mete dentro. 4 zombis rasgan y golpean la puerta por la que se acaba de meter.


INTERIOR. OFICINA – DÍA

Sara se apoya contra la pared y recupera el aliento. Mira a un lado y a otro, mueve un mueble hasta colocarlo frente a la puerta y se aleja de allí. Tiene cara de miedo. La oficina tiene grandes ventanales que dan a la calle, un piso más abajo. Sara mira a través del cristal y ve pasar a dos zombis, que no se dan cuenta de que los están mirando. Uno de los zombis camina mientras come un trozo de brazo.
Sara se aleja de la ventana. Va hacia una pequeña nevera que tiene. La abre y comprueba que no hay demasiada comida. La cierra. Tiene cara de preocupación. LOS ZOMBIS SIGUEN GOLPEANDO LA PUERTA.
Sara se deja caer contra una pared, se abraza las rodillas y llora.


INTERIOR. BAÑO – DÍA

Sara llena el lavamanos de agua y varios cubos que ha encontrado. Aún hay agua corriente y electricidad. Se mira al espejo y se peina con los dedos. Tiene los ojos rojos y aspecto cansado.


EXTERIOR/INTERIOR. OFICINA – ANOCHECER

Sara está sentada en el suelo frente a la ventana y mordisquea sin ganas unas galletas. Contempla como los zombis caminan debajo de la ventana. LOS ZOMBIS SIGUEN GOLPEANDO LA PUERTA.


INTERIOR. OFICINA – NOCHE

LOS ZOMBIS SIGUEN GOLPEANDO LA PUERTA. Sara está tumbada en el suelo con los ojos cerrados. Abre los ojos con cara de enfado, se levanta y golpea ella también la puerta de la oficina con rabia. Grita. Los golpes de los zombis se doblan al oírla dentro y Sara se asusta. Se aleja de la puerta y se deja caer contra una pared. Se abraza las rodillas, esconde la cabeza entre ellas y vuelve a sollozar.


INTERIOR/EXTERIOR. OFICINA. VENTANA – AMANECER (AL DÍA SIGUIENTE)

Sara mira a través de la ventana. Ve amanecer entre los edificios. Ve como los zombis siguen caminando por las calles. Hay un nuevo cadáver a la vista, tan destrozado que no ha podido ponerse en pie.


INTERIOR. BAÑO – DÍA (3 DÍAS DESPUÉS)

Sara tiene peor aspecto. Tiene los ojos rojos, hinchados, grandes ojeras y el pelo sucio. Abre el grifo y no sale agua. Se queda durante unos segundos mirando el grifo con perplejidad. Vuelve a tratar de abrirlo. Se mira al espejo antes de beber un sorbo de las reservas que tenía acumuladas.


INTERIOR. OFICINA - DÍA (4 DÍAS DESPUÉS)

Sara bebe el último sorbo de un cubo de agua. Tiene el pelo sucio, los ojos hinchados y grandes ojeras. Se la nota bastante más delgada.
Sara se levanta, va hacia la nevera, la abre y ve que está casi vacía. Tan solo quedan dentro un par de botes de aceitunas. Saca uno de los dos que quedan, va hasta la ventana y se sienta a mirar a través.


INTERIOR. OFICINA – DÍA (3 DÍAS DESPUÉS)

Sara está sentada frente a la puerta, está mucho más delgada y con peor aspecto, se le marcan los huesos de la cara y tiene los labios curtidos. Mira la puerta pensativa, aunque ya no se escucha ningún ruido desde detrás. Se levanta, va hasta el escritorio, coge un bolígrafo y un papel y empieza a escribir una carta a sus padres.
Se levanta. Busca por toda la oficina hasta que coge una de las sartenes que hay guardadas en un armario. Va hasta la puerta, aparta el mueble que en su momento colocó, y abre en silencio. Sale y deja abierto.