jueves, 27 de octubre de 2011

Acabando todo


Esto es el principio del fin. Esto es un hasta la vista.
He decidido dejar de publicar en este blog. Hace más o menos un año que lo empecé, y debo decir que me siento muy orgullosa de los progresos que ha ido viviendo este sitio. Ahora, 122 entradas después y 51 seguidores, debo decir adiós.
El por qué no es sencillo. De hecho, es inexplicable: simplemente, pienso que este blog ya ha tenido la vida que en un principio quise darle. Estoy contenta de todo lo que ha pasado por aquí, y me alegro haber encontrado gente tan buena en este sitio. Pero necesito un descanso prolongado. Es probable que dentro de un tiempo abra otro blog  parecido a este, pero no lo sé a ciencia cierta. ¿Quién sabe cómo nos despertaremos mañana?

Debo hacer unos agradecimientos, por supuesto. Para las personas que han significado algo para este blog. Algunos llegaron antes, otros llegaron después y otros llevan desde antes de que comenzara conmigo. Y a muchos ni siquiera os mencionaré, pero más que nada porque no tendría sitio en donde hacerlo.
@ Yarko, con el que inicié todo. Mi querido Yarko, que tantas oportunidades me ha dado, que ha leído todo lo que he escrito desde que nos conocemos y que ha opinado sobre ello. Muchas gracias. Sin ti, esto no hubiera llegado tan lejos. Eres “musa” de ¿Y ahora como llamo yo a eso?
@ Llovizna, aunque te pasas poquito por aquí, eres de las primeras seguidoras de este sitio. Volveremos a hablar, y te prometo que si vuelvo a abrir otro blog estarás invitada desde el primer día. Gracias por ser tan pomposamente adorable n_n
@ Carlos, mi terer seguidor y el tio que se lleva la palma por ser el más comentarista. Sigue así con El Antro, que vas muy bien. No dejes nunca de escribir. Sé que no estás conforme con que deje este sitio, pero es lo que necesito ahora mismo. Gracias por todo.
@ Supergal. Eres de los últimos que han llegado aquí, pero se te aprecia tanto como al que más. Gracias por seguir con constancia a pesar de todo. Gracias por enseñarme tanto y por toda la paciencia que has demostrado. Y por las oportunidades que me has dado.
@ Catrherine, mi querida hermanita. Sigue así con las reseñas y con tu blog. Empieza a escribir, que tienes una edad muy buena para comenzar y formarte desde ya. No olvides, bobita, que aunque nos peleamos tan a menudo, eres una de las personas por las que lo daría todo.


Y eso es todo, queridos. Espero que la vida nos sonría a todos y que nos volvamos a encontrar. Tal vez en un universo paralelo de esos que tanto les gusta a los guionistas de Marvel :P

domingo, 9 de octubre de 2011

Piernas


Sus piernas eran tan pálidas que podía verse, con un tono azul, como la sangre circulaba por debajo.

sábado, 1 de octubre de 2011

Atrapada (guión)

Anoche se me ocurrió esta idea mientras iba en coche. A decir verdad, en mi mente se veía mucho mejor de lo que ahora puedo imaginarlo plasmado en el papel... pero bueno. Es lo que hay.
Este es el tercer guión que hago. No domino para nada el formato, pero como el dicho popular bien dice "Aprendiz de todo, maestro de nada". Aún así espero que os guste.

Dedicado a Yarko, como todo lo que hago.





INTERIOR. PASILLO – DÍA (ACTUALIDAD)

 SARA (24 años) se acerca a la puerta de su oficina corriendo. Tiene cara de terror. LOS ZOMBIS AULLAN detrás de ella. Saca las llaves, abre la puerta y se mete dentro. 4 zombis rasgan y golpean la puerta por la que se acaba de meter.


INTERIOR. OFICINA – DÍA

Sara se apoya contra la pared y recupera el aliento. Mira a un lado y a otro, mueve un mueble hasta colocarlo frente a la puerta y se aleja de allí. Tiene cara de miedo. La oficina tiene grandes ventanales que dan a la calle, un piso más abajo. Sara mira a través del cristal y ve pasar a dos zombis, que no se dan cuenta de que los están mirando. Uno de los zombis camina mientras come un trozo de brazo.
Sara se aleja de la ventana. Va hacia una pequeña nevera que tiene. La abre y comprueba que no hay demasiada comida. La cierra. Tiene cara de preocupación. LOS ZOMBIS SIGUEN GOLPEANDO LA PUERTA.
Sara se deja caer contra una pared, se abraza las rodillas y llora.


INTERIOR. BAÑO – DÍA

Sara llena el lavamanos de agua y varios cubos que ha encontrado. Aún hay agua corriente y electricidad. Se mira al espejo y se peina con los dedos. Tiene los ojos rojos y aspecto cansado.


EXTERIOR/INTERIOR. OFICINA – ANOCHECER

Sara está sentada en el suelo frente a la ventana y mordisquea sin ganas unas galletas. Contempla como los zombis caminan debajo de la ventana. LOS ZOMBIS SIGUEN GOLPEANDO LA PUERTA.


INTERIOR. OFICINA – NOCHE

LOS ZOMBIS SIGUEN GOLPEANDO LA PUERTA. Sara está tumbada en el suelo con los ojos cerrados. Abre los ojos con cara de enfado, se levanta y golpea ella también la puerta de la oficina con rabia. Grita. Los golpes de los zombis se doblan al oírla dentro y Sara se asusta. Se aleja de la puerta y se deja caer contra una pared. Se abraza las rodillas, esconde la cabeza entre ellas y vuelve a sollozar.


INTERIOR/EXTERIOR. OFICINA. VENTANA – AMANECER (AL DÍA SIGUIENTE)

Sara mira a través de la ventana. Ve amanecer entre los edificios. Ve como los zombis siguen caminando por las calles. Hay un nuevo cadáver a la vista, tan destrozado que no ha podido ponerse en pie.


INTERIOR. BAÑO – DÍA (3 DÍAS DESPUÉS)

Sara tiene peor aspecto. Tiene los ojos rojos, hinchados, grandes ojeras y el pelo sucio. Abre el grifo y no sale agua. Se queda durante unos segundos mirando el grifo con perplejidad. Vuelve a tratar de abrirlo. Se mira al espejo antes de beber un sorbo de las reservas que tenía acumuladas.


INTERIOR. OFICINA - DÍA (4 DÍAS DESPUÉS)

Sara bebe el último sorbo de un cubo de agua. Tiene el pelo sucio, los ojos hinchados y grandes ojeras. Se la nota bastante más delgada.
Sara se levanta, va hacia la nevera, la abre y ve que está casi vacía. Tan solo quedan dentro un par de botes de aceitunas. Saca uno de los dos que quedan, va hasta la ventana y se sienta a mirar a través.


INTERIOR. OFICINA – DÍA (3 DÍAS DESPUÉS)

Sara está sentada frente a la puerta, está mucho más delgada y con peor aspecto, se le marcan los huesos de la cara y tiene los labios curtidos. Mira la puerta pensativa, aunque ya no se escucha ningún ruido desde detrás. Se levanta, va hasta el escritorio, coge un bolígrafo y un papel y empieza a escribir una carta a sus padres.
Se levanta. Busca por toda la oficina hasta que coge una de las sartenes que hay guardadas en un armario. Va hasta la puerta, aparta el mueble que en su momento colocó, y abre en silencio. Sale y deja abierto.


jueves, 29 de septiembre de 2011

¡ESTÁIS MUERTOS!



La voz monótona del profesor viajaba por toda la clase sin conseguir penetrar en los cerebros de los alumnos que estaban tirados sobre las sillas con la mente vagando entre nubes. Llevaban unos cuarenta y cinco minutos de clase y aún quedaba una hora más para poder salir al pasillo.
Águeda se creía morir. En el power point se veía un video sobre la imprenta de Gutenberg y cómo había revolucionado el mundo con su invento. Tipos, xilografía, papel, papiro, chinos… Su mente vagaba. Ya internet no le suponía ningún interés: había visto todas las páginas que seguía a diario… ¡antes de que pasaran diez minutos de la insoportable clase! Cuando miró al reloj se dejó hundir aún más en su asiento.
En las paredes de la clase estaban escritas con tiza ciertas frases que, el primer día, les habían asombrado: ¡ESTÁIS MUERTOS! O también: ¡filósofos de pacotilla iros a tomar por culo!  Asombroso.
Águeda miró las inscripciones, después al profesor, y luego de vuelta a las frases. Lo entendió todo. Probablemente los antiguos alumnos que habían estado en esa clase habían acabado locos y se habían comido entre ellos hasta que sólo el más fuerte había conseguido salir. Sonrió. Sí, probablemente fuera eso. Y si seguían allí mucho tiempo no dudaba en que su clase acabaría sufriendo el mismo destino.
Abrió el Word. No sabía qué escribir, pero quería escribir algo. Después de pensarlo durante unos pocos segundos, empezó un anti-cuento sobre lo que estaba ocurriendo en ese momento en su clase y se pondría a ella misma como protagonista. Sí, buena idea. Y probablemente el cuento acabara con ella misma iniciando un anti-cuento sobre una ella misma del pasado.
A lo mejor así conseguía crear un bucle infinito que la sacara de allí. Quién sabe…

lunes, 26 de septiembre de 2011

Qué complicado es el amor

(Escuchar con esto de fondo)



Ella se encontraba tumbada en la cama, desnuda como de costumbre. Su blanca piel estaba apenas tapada por una sabanita que le cubría algunas partes del cuerpo. La ventana, como siempre: abierta de par en par. Desde la calle se oía el sonido de los coches que, frenéticos, emprendían una caminata sin fin llena de prisas.
Pero eso no parecía importarle. La chica no se encontraba dormida, pero tampoco estaba despierta aún. La luz le molestaba en los ojos mientras su larga cabellera castaña brillaba bajo los rayos de sol que se colaban a través de la ventana. Los pájaros, fuera, no dejaban de cantar gloriosos.
Eso tampoco parecía molestarle.
Se agarraba como podía a las últimas pinceladas del sueño: un beso. El último beso que había recibido… la despedida. Después, su amor había embarcado en un avión y no volvería a casa hasta varias semanas después. Se había marchado tres días atrás, y en ese tiempo la chica no había tenido ganas de salir de la cama, recordando y aspirando el olor que había dejado su perfume antes de irse. Aunque le dolía recordar el motivo de su tristeza, también le hacía sentirse plena. Abrazada por un aroma.
Se levantó después de varios minutos y varios intentos, sin resultados, de recuperar la electricidad del amor perdido. La sábana se escurrió entre sus muslos hasta volver a la cama, hecha una bola. Sábanas moradas, como le gustaba a él. De algodón, como le gustaba a ella. Sobre una cama con barrotes a los pies y madera blanca en el cabecero. Una cama grande que ahora se le antojaba inmensa.
… Qué complicado es el amor




lunes, 12 de septiembre de 2011

La flaqueza del bolchevique, de Lorenzo Silva



Era lunes, y como todos los lunes el alma me pesaba ahí mismo, abajo del saquito de los cojones. Una tarde pensé que el alma era una tercera bola que llevaba ahí colgando y que me servía tan poco como me servían las otras dos. Desde entonces, cuando es lunes y el alma me pesa, cuando es otro día y el alma me pesa, hasta cuando no sé qué día es y el alma me pesa, siento ese bulto y esa carga abajo del todo, peleando con la tela elástica del slip.

                Así comienza la fantástica novela española “La flaqueza del bolchevique”, del escritor Lorenzo Silva (abogado madrileño nacido en 1966). Con esta novela, Lorenzo consiguió quedar finalista en el premio Nadal en 1997.
                Un lunes a las ocho de la mañana, el protagonista empotra su coche contra el de una ejecutiva que, al salir, le cubre de insultos. En ese momento el hombre decide dedicar su existencia a amargar a la mujer y hacerle la vida imposible, para, además, entretenerse y olvidarse por un momento de su monótona vida gris. Pero al acercarse a la ejecutiva descubre que tiene una hermana de quince años que pronto se convierte en su debilidad.



Opinión personal:
Admito que no acostumbro a leer novela española. También admito que no acostumbro a leer novelas que no tengan un puntito fantástico, pero hace años encontré este libro en la estantería de mi madre y desde entonces lo tengo secuestrado en mi cuarto. Poco después estrenaron una película y pude ver en imágenes lo que ya había leído previamente… y me gustó.
Es una novela muy entretenida. Se hace tremendamente corta, y es uno de esos libros que merece la pena comprarse y tener en la estantería, porque una vez cada año vuelven a dar las ganas de echarle un ojo. Los protagonistas son encantadores, y cuando llevamos ya varias páginas leídas, estamos tan metidos en la historia que odiamos a quienes los personajes odian. Que esto ocurra en una novela me parece algo difícil de conseguir y que yo valoro muchísimo.
El ritmo es muy bueno. Las cosas fluyen y en un principio no se sabe hacia dónde van a ir, porque ocurre todo tan naturalmente que no hay momento en el que te lo plantees. Sabes que todo va rondando y que acabará de una manera u otra.
¿El género? En este caso no lo tengo yo muy claro. ¿Romance? ¿Novela blanca? ¿El transcurso de la vida? Una mezcla de situaciones. Como ya dije al hablar del ritmo, es difícil de poner un punto en la trama, sino que se convierte en una madeja imposible de desenredar. Muy sencillito, muy agradable.
Una novela harto recomendable. Y sí… podéis ver la película si queréis, pero el libro aporta muchísimas cosas más :P



(P.D: ¿No os pasa que odiáis encontrar solamente la portada que hicieron después de hacer la película de un libro? ¡Es odioso!)

sábado, 10 de septiembre de 2011

Hija de Lobos, de Víctor Conde




Hija de lobos, anteriormente titulada Garou, es una novela de hombres lobos que el escritor publicará el 13 de septiembre con la editorial Minotauro.
Él mismo la ha descrito en entrevistas como una novela gótica.Afirma que es una novela de licántropos pero no basada en los licántropos cinematográficos, sino en los hombres lobo en los que se creía en la Edad Media.

La historia transcurre en la isla de Rhum, en Escocia. La protagonista, Sabine, viaja con su familia –un padre, una madre y un hermano enfermo –a ese lugar casi despoblado del mundo en busca de unas plantas que pueden servir para curar a su hermano menor. Pero una vez llegan allí se dan cuenta de que la isla está empezando a ser desalojada y que pronto se quedarán allí solos a excepción de sus sirvientes, un farero y un antiguo cura.
Pronto empiezan a ocurrir fenómenos extraños que dan a entender de que en esa isla hay un hombre lobo que acecha a la familia.



Opinión personal:
La leí cuando la novela estaba en su última corrección y di un par de opiniones que no sé si Víctor Conde habrá tenido en cuenta para modificar antes de mandarlo a imprenta. A pesar de que no era una versión definitiva, la novela estaba bordada. De mis preferidas de todas las que ha escrito, creo que puedo hablar de unos personajes encantadores y unas descripciones que rápidamente meten al lector en la época pasada en la que transcurre la historia. Además, personalmente, adoro que haya decidido utilizar a los hombres lobo típicos de la Edad Media y no las moderneces depiladas que se ven hoy en día.
Podemos dividir la novela en dos historias que parecen tener un punto y final cada una, con un salto temporal en medio que ayuda a entender la maduración de los personajes… que siguen vivos (cuando lo leáis entenderéis por qué digo esto). Es un libro adulto que engancha desde su primer capítulo, con un ritmo narrativo ideal. Tal vez un poco lento en un principio, pero porque la historia así lo exige y rápido te acostumbras.

Género: terror sin lugar a dudas. Las últimas páginas son realmente asombrosas, pero no quiero desvelar exactamente por qué. Es complicado hablar de ello sin destripar la historia. El romance también tiene su protagonismo en la historia, y aunque no es algo predominante, muchas veces es el motivo de todo el viaje de la protagonista. Consigue dejarte ese toque dulce en los labios.


En definitiva: léanselo. Porque hay que apostar por la vuelta a los valores del terror, porque hay que apostar por autores de la tierra y… ¡demonios! porque está genial


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Miénteme, dime que me quieres




Dime, ¿qué es lo que quieres?
Miénteme
Dime que me quieres
Te quiero. Con toda mi alma.
Eres un jodido embustero
Fue lo que me pediste que fuera. Todo lo nuestro se basó en una mentira. No veo por qué… bueno. No veo por qué ahora no debo seguir mintiéndote.
¿No se te quiebra el corazón a cada mentira que dices?
Pues… no, la verdad es que no.
A mí sí. 


-------------------------------
Vuelvo a mi habitual ritmo de escritura y publicación... ¡bien! He pasado un verano en el que no he escrito ni mi nombre. A eso se le llama desconectar.
Esta tarde reanudé el taller de literatura y hemos hablado de los diálogos, diferenciando el diálogo escrito para ser leído en voz alta y el que está escrito para ser leído en una novela. He intentado conseguir esta vez esa frescura que exigen las frases que se van a decir en voz alta, pero... no sé si lo he conseguido.
En fin, experimentos y diálogos por doquier. Lo próximo que quiero intentar es un cuento en el que los tiempos verbales se intercalen y no quede mal.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Duele...




Noto que me ahogo. El aire no llega a mis pulmones, que poco a poco empiezas a sufrir contracciones, intentando sacar de mi cuerpo ese oxígeno que necesito pero no tengo. Dolor… dolor… un frío empieza a recorrer toda mi figura, empezando por el pecho  y acabando en los dedos de los pies. El frio se transforma rápidamente en calor y me siento como si estuviera en medio del infierno. Cierro los ojos y trato de llegar a la superficie. Mi último aliento. La bombona de oxígeno demuestra, burlona, que se ha quedado vacía antes de lo previsto. El marcador señala que aún queda una tercera parte, pero no hay más aire que salga desde dentro.
Escupo el respirador con rabia y dejo caer la botella. El peso de ésta se resta al de mi cuerpo y me siento algo más ligero, pero no lo suficiente para poder llegar  a la superficie. En medio del océano, a varias decenas de metros, todo a tu alrededor se vuelve de color negro. Lo único que me separa de la negrura que me rodea es una débil linterna submarina, pero… ¿dónde está el arriba?
Duele. Los pulmones vacíos me duelen tanto que me los arrancaría y los tiraría lejos de mí. En un acto reflejo, mi cuerpo traga agua en busca de aire, de oxígeno, de lo que sea. Sólo encuentra sal, y mis pulmones ardientes se ven ligeramente calmados por el líquido que se aloja en ellos. Toso, trago y vuelvo a toser. Todo está oscuro.
Se me cae la linterna. Veo que cae hacia mi arriba, lo que significa que estoy boca abajo.
Duele,
duele,
duele,
duel…
due…
du…

martes, 30 de agosto de 2011

Reflexiones a fin de mes

Estamos a 30 de agosto ya, el mes acaba dentro de un suspiro y empieza de nuevo septiembre. Y con septiembre las clases, los agobios, las tareas, apuntes… En fin, podemos decir que vuelve la vida a nuestras casas.
          A pesar de que no es algo a lo que quiero dedicar el blog, hoy me gustaría hablar sobre el lolita. Esa moda japonesa que hace tiempo empezó a estar en auge en occidente que consiste en bonitos vestidos con volumen, blusas, zapatitos, medias… Y quería dejar claras unas cuantas cositas. Ahora no voy a redactar como suelo hacerlo, sino que voy a darle un enfoque mucho más personal porque es algo que me afecta.
          Señores, no soy una niña tonta. Señores, no soy un objeto sexual al que deban mirar lascivamente e intentar verme las braguitas debajo de la falda. Más que nada, señores, porque voy con enaguas, cancanes y muchas veces medias tupidas. No, señores no, no es una moda para que disfrutéis sexualmente y me imaginéis en distintas posturas. Es una forma de vestir que a mí me agrada llevar, porque también quiero ser egoísta algunos días de mi vida. Si me visto así no es por hacerle un favor a nadie, sino porque es mi vida y es así como me gusta pasarla.
          Señoras, no soy una malcriada derrochadora. Considero que trabajo bastante para poder comprarme algo de vez en cuando. Creo que estudio lo suficiente y hago suficientes cosas para merecérmelo. Creo también que intentar aparentar y vestir de la manera que imponen las tiendas de ahora es ser de gilipollas. No me miréis mal si salgo a la calle con zapatitos azules, o si salgo vistiendo blusas a pesar de que no es la moda de la gente joven. Es así como quiero ir, y por suerte tengo la suficiente personalidad para permitírmelo y pasar de vuestras caras de estupefacción.
          Gente en general, tenía que decir que a pesar de que me guste llevar faldas sigo siento una persona de carácter fuerte. ¡Ah! También tengo orejas y puedo escuchar vuestros estúpidos comentarios cuando paso al lado. Os pido un poco de discreción, cuanto menos. Sé que es difícil, pero no es imposible.
          El llevar falda no me convierte, y es algo que quiero que quede claro, en una muñeca a la que podáis intentar gastar bromas. Porque sí, yo también sé insultar aunque no os lo creáis, y os puedo asegurar que aunque no lo utilice muy a menudo, mi vocabulario soez no tiene nada que envidiar al de los marineros de antaño.

Feliz verano a todos

Foto de Jorge Tejera

martes, 2 de agosto de 2011

Retro propuesto: Maratón de escritura



Desde el blog Escribiendo la noche, y gracias a Carlos Eguren Hernández que me he enterado, han propuesto un reto para todos los que escribimos, una especie de maratón de escritura.
Podéis leer las bases enteras desde el blog original aquí 

Me limito a resumir la idea:

Fecha: Del 8 al 14 de agosto del 2011 (de lunes a domingo, ambos incluidos).
¿En qué consiste?: Es un reto que sirve para empujarnos a todos aquellos que nos cuenta sentarnos a escribir pero que tenemos la literatura dentro. Durante una semana, nos proponemos sentarnos a escribir todos los días para llegar al cupo de páginas requeridas. Digamos que es un juego.
¿Cuántas páginas debo escribir?: Tantas como se deseen. El mínimo requerido para que al finalizar la semana se considere el reto logrado es de 5 páginas diarias, letras Calibrí o Times New Roman tamaño 12 y con un interlineado sencillo.
¿Dónde puedo inscribirme y desde donde surgió la idea? Aquí 

sábado, 30 de julio de 2011

A tomar por culo todo. Se lo merecía



Hay un momento en la vida de todo hombre en el que intenta adivinar si entre lo que está bien y lo que está mal hay alguna diferencia. Para Julián, ese momento llegó cuando desvistió a su secretaria y la tumbó encima del escritorio.
En una pausa para comer, ella había vuelto a insinuársele con miraditas desde la entrada del despacho. Comamos juntos, dijo, he traído comida para dos. Sin darse cuenta del berenjenal en el que se estaba metiendo, Julián aceptó por no ser maleducado. Comieron en la misma mesa del despacho, haciendo bromas y saboreando aquel pastel de manzana que tan bien parecía salirle. Marina, su secretaria, bromeó diciendo que eso no era lo mejor que sabía hacer. Que aparte de lo que él conocía de ella de su trabajo, también salía los fines de semana y disfrutaba como una simple muchachita alocada más.
A pesar de la edad de ambos –él ya más de cuarenta, ella rondaría los treinta y cinco muy bien llevados -, había dejes de conversación adolescente entre ambos. Había miradas, había insultos lanzados con cariño, había roces aparentemente casuales entre sus manos. En uno de esos roces, se miraron y se entendieron.
Poco más había que contar. Marina se encontraba en la mesa, ya medio desnuda, y él prácticamente encima suyo. ¿El cómo habían llegado hasta allí? Ni Julián mismo entendía el motivo, pero si supo que llevaba meses soñando, literalmente, con ese momento. El momento en el que pudiera alejarse de su locura del día a día, que pudiera dejar a un lado las estadísticas económicas, los cafés con compradores y las acciones, y pudiera entregarse a ella como un simple muchachito alocado más. ¿Cuánto tiempo hacía que pensaba en ella? Mucho, de eso no había ninguna duda. Hasta que comenzó el juego de la seducción no se había planteado que algún día podría catarla como si fuera un buen vino, pero el paso que había tomado su relación puramente profesional le estaba gustando.
Tras esa mirada atrás hacia el comienzo de todo, Julián volvió a inclinarse sobre ella. A tomar por culo todo. Se lo merecía.

miércoles, 27 de julio de 2011

Sábanas caídas



La cama revuelta y las sábanas caídas en el suelo demostraban la pasión que había reinado en la habitación apenas unos minutos antes. En ese momento, dos cuerpos tumbados respiraban con agitación, convirtiendo el aire frío de invierno de su alrededor en cálido vaho. El hombre y la mujer se arroparon con el poco abrigo que aún estaba a su alcance. Sonrieron, primero el hombre y después la mujer. Luego un beso en la frente y el cansancio acabó apoderándose de ambos.
                Cuando abrieron los ojos, alguien estaba introduciendo la llave en la cerradura de la casa. Aún con las breves legañas pegadas, la agitación volvió a apoderarse del dormitorio en apenas unos segundos, pero esta vez era una agitación distinta: alguien estaba entrando y estaba a punto de descubrirles en un momento de flaqueza.
                ¡Debajo de la cama! –le susurró él a ella. Ella en menos de dos segundos se encontró sobre el frío suelo, desnuda, intentando recuperar el aliento por el repentino subidón de adrenalina. Él, por su parte, se vistió con toda la prisa del mundo y al encontrar un montoncito en el suelo con la ropa de la mujer, en un momento de pánico abrió la ventana  y lo tiró todo por ahí. Desde debajo de la cama sonó un gemido casi de dolor al verlo.
                El hombre salió de la habitación y fue a encontrarse con la recién llegada. Desde el vestíbulo se escuchó el sonido de un beso y una conversación banal sobre cómo había ido el trabajo. Yo muy bien, cariño, ¿y a ti cómo te ha ido? – Bien, aburrido en casa. He barrido la cocina. A la mujer de debajo de la cama se le pusieron los ojos en blanco. ¿Bien, aburrido en casa? Le hizo hasta gracia la contestación. Supo que si la otra mujer llegaba a descubrirla escondida, el matrimonio que vivía tan felizmente allí se desmoronaría. Durante unas milésimas de segundo tuvo ganas de salir, desnuda, e ir a dar dos besos a la recién llegada, pero se contuvo. No quería causar un conflicto tan grande, así que se quedaría allí escondida hasta que la casa se quedara en silencio.
                No tardó mucho en ocurrir. En seguida las otras dos personas que estaban en la vivienda salieron con la excusa de ir a comer fuera. No tardarían, fue la promesa que el marido le hizo a su mujer, promesa dicha bien alto para que ella se diera por aludida también. Eso significaba que la quería fuera en menos de lo que canta un gallo.
Esperó. Contó hasta doscientos antes de atreverse a salir de su escondite. Lo primero que hizo fue asomarse por la ventana para ver si su ropa había cado muy lejos. Cuando vio toda su vestimenta desparramada por el patio interior, tres pisos más abajo, se dio cuenta de que no volvería a recuperarla. Sin embargo, necesitaba algo de ropa para poder salir de allí…
Abrió el gran armario que coronaba una de las paredes del dormitorio. Se asomó dentro creyéndose caer hasta Narnia y rebuscó algo de su talla. Tras varios minutos intentando dejar todo tal y como lo encontraba, lo único que pudo ponerse que le quedaba mínimamente decente era un feo traje de color tornasol.  Suspiró al mirarse al espejo, viéndose hortera a más no poder. ¿Tornasol? ¡Hacia eones que había pasado de moda! ¿Qué clase de mujer conservaba un traje tornasol en su armario?
Recogió su bolso de debajo de la cama y se dirigió hacia la puerta.


Cada vez las tareas que nos pone Víctor Conde en el taller de literatura son más dificiles: teníamos que hacer un cuento de entre media y una página que tuviera algo de diálogo y que apareciera alguien llevando un traje de color tornasol por error. ¿Cómo demonios se puede conseguir eso? He hecho más o menos lo que he podido, ya hoy veremos si el profesor me pone mala cara o no :P

sábado, 9 de julio de 2011

Repaso por la literatura zombi - Artículo Más Literatura julio 2011




Cuando hablamos de literatura de terror, no podemos pasar de lado uno de los subgéneros que más han prosperado en los últimos años: los zombis. Aquellos seres putrefactos, lentos en su mayoría y odiados por todos, han resurgido como no lo habían hecho en años. Así como en el cine se ha notado con importantes películas y series yendo y viniendo a la pequeña y gran pantalla, con los libros ha pasado lo mismo.
Pero… ¿qué son los zombis? ¿De dónde vienen? ¿Son lentos o rápidos, los llamamos zombis o infectados?
Los zombis fueron inventados por el cineasta George A. Romero en 1978, en su película “El Amanecer de los Muertos”. A pesar de que no se llamaron zombis en ese primer momento–podemos verlo también escrito zombies en su lengua original, o llamarlos simplemente no-muertos-, sí que supusieron un antes y un después en el cine de terror.


A la pregunta de si son zombis o infectados no suele haber una respuesta fácil: depende del libro, depende de la historia. La principal diferencia entre los zombis y los infectados es que los primeros han tenido que morir para resucitar y que su andar suele ser lento y torpe. Los infectados, por lo general, aún viven, pero han visto reducida hasta el mínimo su capacidad de raciocinio más allá del hambre.
Normalmente, toda historia de zombis tiene un tufillo a serie B, pero quizás en eso se basa parte de su encanto. Por lo general, la literatura de zombis está hecha para un público muy especifico, un público seguidor del género que es capaz de leer cualquier cosa, buena o mala, con tal de que sus protagonistas tengan que huir de los no-muertos.




A continuación haremos un breve repaso por la literatura de zombis que más influencia han tenido en estos últimos años, haciendo hincapié en aquella que ha sido escrita por autores españoles:



Zombi – Guía de supervivencia (Max Brooks)


Publicada en EEUU en 2003, esta guía llega a España en 2008 gracias a la editorial Berenice. En este libro, planteado como un verdadero manual de supervivencia, Max Brooks establece planes detallados para el ciudadano común para poder sobrevivir a los zombis. Como muchos añaden después de leer el libro “En un principio lo compras por pura diversión, pero cuando vas por la mitad no sales de tu casa sin tu kit de supervivencia zombi encima.”. 
Es uno de los libros más y mejor valorados por los fans del género de zombis, considerado casi como insustituible.



Guerra Mundial Z: una historia oral de la guerra zombi (Max Brooks)


Publicada en EEUU en 2006, la novela llegó a España en mayo del 2008 gracias a la editorial Almuzara. Es una novela de terror que cuenta la historia ficticia de una invasión zombi a escala mundial, escrita a posteriori a base de entrevistas a los afectados. Tiene una cierta linealidad, y aunque las entrevistas se van efectuando a diferentes personas de diferentes partes del mundo, la visión global que da es la de una novela coral.
Junto con la Guía de Supervivencia, escrita por el mismo autor, Guerra Mundial Z es la novela que más se nombra en el mundillo de la literatura de zombis.



Zombi Island (David Wellington)


Publicado en España en el año 2008 por la editorial Timunmas, es la primera novela de una trilogía que continua con Zombi Nation y Zombi Planet.
Zombie Island no habla de un brote infeccioso que tiene lugar en la isla de Manhattan, en Nueva York, y que en un mes infecta la práctica totalidad de la isla. Un observador de la ONU, que cumple una misión en Somalia, será enviado por los guerrilleros somalíes a Nueva York a localizar un valioso medicamento.



Apocalipsis Z (Manel Loureiro)


            Apocalipsis Z llega al mundo por primera vez en el blog de Loureiro, un gallego que comienza a escribir y subir sus entradas a internet por pura diversión. Desde el punto de vista de un abogado, va subiendo a modo de diario on-line su visión de cómo el mundo se va sumiendo en el caos causado por una infección zombi.
            El blog tuvo tanto éxito que la editorial Dolmen publicó el libro en 2007, publicando más tarde sus secuelas “Apocalipsis Z: Los días oscuros”  y “Apocalipsis Z: la ira de los justos”. Aún se puede leer el primer libro tal y como lo colgó en su día Loureiro en su blog http://mundocadaver.livejournal.com/



Los Caminantes (Carlos Sisi)


Fue publicado en 2009 por la editorial Dolmen, y en 2010 salió su continuación “Necrópolis”. A la espera de la tercera parte de la saga que llevará el nombre de “Hades Nébula”, Carlos Sisi se ha convertido en uno de los escritores de zombis más importantes de nuestro país.
            La historia de Los Caminantes transcurre en Málaga, cuando la infección empieza a afectar a la población y los supervivientes tratan de escapar del caos… intentando escapar de un extraño perseguidor ataviado de sacerdote que tratará de hacerles la vida imposible.


Naturaleza Muerta (Víctor Conde)


            Un extraño tren recoge a siete supervivientes en medio de un apocalipsis zombi y los lleva sin que ninguno de ellos sepan a dónde van. Los supervivientes deben tratar de aguantar en cada una de las paradas que efectúan y volver al tren antes de que éste arranque y se marche sin ellos. Diez días les separa del fin del mundo.
            La editorial Dolmen publica en el año 2009 esta original novela que cuenta con elementos bíblicos. Un viaje, siete supervivientes y un destino.


            

lunes, 27 de junio de 2011

Pájaros a través de la ventana



Daño. Te voy a acabar haciendo daño.
Ciertamente. Esto no es bueno. Para ninguno de nosotros, pero…
¿Pero? ¿De verdad piensas que hay algún pero?
No, realmente no. Pero me cuesta decir adiós.
¿Qué?
No, nada. Que es difícil.
Venga, tampoco te desanimes. No es un adiós, sino más bien… un hasta la vista. Ha sido agradable mientras duró, pero ya ha durado demasiado.


La dama de negro alargó la mano y tomó la del enfermo que estaba tumbado en la cama el hospital, con ternura como si acariciara a un recién nacido. Le ayudó a levantarse, a quitarse todas las sondas y los aparatos que aún le conservaban con vida. Que lo habían convertido en poco más que una planta los últimos ocho meses.
Pero por fin había acabado todo. Por fin era libre y por fin… Bueno. Por fin podría convertirse en uno de aquellos pajarillos que veía volar a través de la ventana.

miércoles, 22 de junio de 2011

Fragmento



¿Hubiera querido su esposo que ella se volviera a casar? Muchas veces era ella misma la  que se descubría con pensamientos de ese tipo y se moría de vergüenza. Cuando se habían casado, habían jurado que estarían para siempre juntos, hasta que la muerte los separara. Pero… ¿y después de que la muerte se llevara a alguno de ellos? ¿Tenía derecho el fallecido a seguir exigiendo una fidelidad extrema?
Maionette estaba cansada de estar sola. Y eso era lo que más miedo le daba, que llevaba diez años añorando algo que su propia mente se negaba a darle. Casi todas las mañanas se despertaba y tendía el brazo, aún con los ojos cerrados, hacia el otro lado de la cama, esperando encontrar allí aún a su marido. Luego notaba el frío de las sábanas, abría los ojos y se echaba a llorar al encontrarse sola. Así día tras día, mermando con cada despertar su energía. Y casi todas las mañanas, tras su llanto habitual, se volvía a sorprender sacando fuerzas de la nada para ir a despertar a su hija y aparentar ser una madre perfecta. 

miércoles, 15 de junio de 2011

Sangre




Miró al cielo: azul. Miró al suelo: asfalto. Se tocó la cabeza y notó algo húmedo que le bajaba por la sien, despacio, y que le hacía cosquillas cuando seguía su camino por el lóbulo de la oreja.
¿Qué demonios? Era sangre. Se encontraba tumbado en medio de la carretera, boca arriba y sin sentir nada desde la cintura hacia abajo. Oyó a alguien chillar a su lado, pero no consiguió girar la cabeza para poder ver quién ni por qué chillaba. A decir verdad, le daba igual…


Marcos abrió los ojos cuando el sol de la mañana atravesó el cristal de su ventana y le dio en la cara.  Trató de apartarse de la trayectoria de los rayos metiendo la cabeza debajo de la almohada, pero no lo consiguió. Después de revolverse durante varios minutos en la cama intentando recuperar el sueño, se dio por vencido y salió en dirección al baño.
Había tenido una pesadilla realmente horrible. No la recordaba bien, pero era algo de un accidente… Sangre… ¿cosquillas? Fragmentos y sensaciones sin sentido asaltaron su mente mientras el agua de la ducha le golpeaba la espalda.
Una pesadilla, tan solo un mal sueño… No hay por qué preocuparse.
                Salió de la ducha y se secó el pelo con la toalla. Se afeitó –como abogado lo que peor puedes hacer es ir mal vestido o mal afeitado y que tus clientes lo noten y salió hacia su cuarto. Buscó en su armario uno de sus trajes más elegantes, se arregló el pelo, se sonrió ante el espejo para darse energía y salió de su casa tras haber cogido el maletín.
                Algo le frenó al llegar a la puerta del edificio. Una sensación de haber olvidado algo. Como aún tenía tiempo, volvió a subir hasta el piso veintiséis y justo cuando cruzaba la puerta de su casa sonó el teléfono. Descolgó.
           ¿Hablo con el señor Marcos Morales Ramos? –preguntó una voz de hombre. Marcos miró el reloj para comprobar que aún le quedaba tiempo para una pequeña llamadita.
Sí, claro. ¿Con quién hablo?
Soy de la Policía Nacional. Acabamos de mandar un coche hacia su casa. Por favor, espere allí y los policías le explicarán con más detalles lo ocurrido . Marcos arrugó la frente, preocupado por primera vez en todo el día.
¿Qué ha pasado? –con un tono de voz más serio. El policía se quedó en silencio unos segundos que a Marcos se le hicieron eternos.
Ha habido un accidente. Un atropello. Su… su hijo está en el hospital.
¿Marquitos? –su voz se quebró. Se dejó caer hasta el suelo, aún con el teléfono en la oreja. Si todo aquello era una broma, estaba siendo la broma más pesada de la historia. Notó como empezaba a faltarle el aire como a un pez al que sacan demasiado tiempo de debajo del agua.
Según la identificación que llevaba sí. Necesitamos que venga al hospital a reconocerle.
¿Qué le ha pasado? ¿Está bien?
Se quedaron en silencio. El policía carraspeó y el sonido devolvió a la realidad a Marcos.

domingo, 12 de junio de 2011

Haciendo historia




No había arriba ni abajo. Tampoco derecha ni izquierda. Me encontraba, simplemente, flotando en medio de la nada, rodeado de oscuridad, rodeado de negrura. Tan solo un delgado tubo me unía a la nave que me había transportado hasta allí. Me sentía como un feto en un útero materno inmenso, tan en silencio, tan sólo, tan oscuro...
Nunca en toda mi vida me había encontrado tan solo como entonces. Ni siquiera cuando de niño me sentía un incomprendido que coleccionaba sellos en vez de jugar al futbol con los otros. Pero encontrarse allí, con un espacio imperecedero encima y un espacio imperecedero debajo, era una de las sensaciones más espeluznantes que había sentido en mi vida. Espeluznante pero infinitamente hermosa.
No sentía mi cuerpo. De hecho, era casi como no tener cuerpo que mover. El dolor de espalda que muchos días achacaba a mi cuerpo había desaparecido al no tener ninguna fuerza gravitatoria a la que obedecer. Todo era… era… maravilloso.
Pero maravillosamente aterrador. Si me hubiera encontrado en la tierra con mi ropa de toda la vida puesta, el terror habría sido mucho mayor. Pero me encontraba metido en un traje de astronauta de más de 130 kilos sin poder moverme en medio de un océano de estrellas. Esa seguridad me tranquilizó, y en vez de gritar a pleno pulmón me limité a  abrir muchísimo los ojos para poder grabar en mi retina todo lo que estaba viendo.
La nave NK19864836-JF me había llevado hacia allí, a kilómetros y kilómetros de todo lo que había conocido hasta entonces. Mi misión: experimentar con ciertos aparatos de medición que me habían enseñado a manejar en la Tierra. Tenía que comprobar si realmente podían ser utilizados en el espacio para misiones más importantes.
Y a pesar de que llevaba meses entrenándome para esto -¿meses? ¡Era como si hubieran pasado años! -, y  aunque tenía una radio que comunicaba con la Tierra, me sentí tremendamente mareado. Mareado por la sensación de ingravidez, mareado por saber que era el único ser humano fuera de órbita en aquel momento. Mareado por... por… por saber que estaba haciendo historia.
Miré a la Tierra, hermoso planeta. Desde donde me encontraba aprecié su intenso color azul, sus mares y sus continentes, pero me hizo gracia verlo boca abajo de como lo había estudiando yo siempre en el colegio: hemisferio sur hacia arriba, hemisferio norte hacia abajo. En ese momento estaba contemplando África al revés de como la había visualizado siempre en mi mente. Pero ella no era la que estaba al revés. Tampoco yo, que la estaba viendo distinta.
Simplemente, en aquel lugar no había ni arriba ni abajo.
Todo transcurría lento, muy, muy despacio, casi como si las cosas no cambiaran con el paso de los milenios. Me sentí como un pequeño plancton que contemplaba el movimiento pausado pero continuado de una enorme ballena.
En ese momento algo captó mi atención. Desde mi derecha -¿sería verdaderamente mi derecha? Nunca lo sabría –pude ver como algo se acercaba con una rapidez que contrastaba con el resto del universo que lo rodeaba. Directo hacia la Tierra.
Un asteroide. Grande, muy grande. Jodidamente grande.
… No… rogué. Nadie me escuchó.


-----------------


Una de las primeras cosas que intento de Ciencia Ficción...