jueves, 29 de septiembre de 2011

¡ESTÁIS MUERTOS!



La voz monótona del profesor viajaba por toda la clase sin conseguir penetrar en los cerebros de los alumnos que estaban tirados sobre las sillas con la mente vagando entre nubes. Llevaban unos cuarenta y cinco minutos de clase y aún quedaba una hora más para poder salir al pasillo.
Águeda se creía morir. En el power point se veía un video sobre la imprenta de Gutenberg y cómo había revolucionado el mundo con su invento. Tipos, xilografía, papel, papiro, chinos… Su mente vagaba. Ya internet no le suponía ningún interés: había visto todas las páginas que seguía a diario… ¡antes de que pasaran diez minutos de la insoportable clase! Cuando miró al reloj se dejó hundir aún más en su asiento.
En las paredes de la clase estaban escritas con tiza ciertas frases que, el primer día, les habían asombrado: ¡ESTÁIS MUERTOS! O también: ¡filósofos de pacotilla iros a tomar por culo!  Asombroso.
Águeda miró las inscripciones, después al profesor, y luego de vuelta a las frases. Lo entendió todo. Probablemente los antiguos alumnos que habían estado en esa clase habían acabado locos y se habían comido entre ellos hasta que sólo el más fuerte había conseguido salir. Sonrió. Sí, probablemente fuera eso. Y si seguían allí mucho tiempo no dudaba en que su clase acabaría sufriendo el mismo destino.
Abrió el Word. No sabía qué escribir, pero quería escribir algo. Después de pensarlo durante unos pocos segundos, empezó un anti-cuento sobre lo que estaba ocurriendo en ese momento en su clase y se pondría a ella misma como protagonista. Sí, buena idea. Y probablemente el cuento acabara con ella misma iniciando un anti-cuento sobre una ella misma del pasado.
A lo mejor así conseguía crear un bucle infinito que la sacara de allí. Quién sabe…

lunes, 26 de septiembre de 2011

Qué complicado es el amor

(Escuchar con esto de fondo)



Ella se encontraba tumbada en la cama, desnuda como de costumbre. Su blanca piel estaba apenas tapada por una sabanita que le cubría algunas partes del cuerpo. La ventana, como siempre: abierta de par en par. Desde la calle se oía el sonido de los coches que, frenéticos, emprendían una caminata sin fin llena de prisas.
Pero eso no parecía importarle. La chica no se encontraba dormida, pero tampoco estaba despierta aún. La luz le molestaba en los ojos mientras su larga cabellera castaña brillaba bajo los rayos de sol que se colaban a través de la ventana. Los pájaros, fuera, no dejaban de cantar gloriosos.
Eso tampoco parecía molestarle.
Se agarraba como podía a las últimas pinceladas del sueño: un beso. El último beso que había recibido… la despedida. Después, su amor había embarcado en un avión y no volvería a casa hasta varias semanas después. Se había marchado tres días atrás, y en ese tiempo la chica no había tenido ganas de salir de la cama, recordando y aspirando el olor que había dejado su perfume antes de irse. Aunque le dolía recordar el motivo de su tristeza, también le hacía sentirse plena. Abrazada por un aroma.
Se levantó después de varios minutos y varios intentos, sin resultados, de recuperar la electricidad del amor perdido. La sábana se escurrió entre sus muslos hasta volver a la cama, hecha una bola. Sábanas moradas, como le gustaba a él. De algodón, como le gustaba a ella. Sobre una cama con barrotes a los pies y madera blanca en el cabecero. Una cama grande que ahora se le antojaba inmensa.
… Qué complicado es el amor




lunes, 12 de septiembre de 2011

La flaqueza del bolchevique, de Lorenzo Silva



Era lunes, y como todos los lunes el alma me pesaba ahí mismo, abajo del saquito de los cojones. Una tarde pensé que el alma era una tercera bola que llevaba ahí colgando y que me servía tan poco como me servían las otras dos. Desde entonces, cuando es lunes y el alma me pesa, cuando es otro día y el alma me pesa, hasta cuando no sé qué día es y el alma me pesa, siento ese bulto y esa carga abajo del todo, peleando con la tela elástica del slip.

                Así comienza la fantástica novela española “La flaqueza del bolchevique”, del escritor Lorenzo Silva (abogado madrileño nacido en 1966). Con esta novela, Lorenzo consiguió quedar finalista en el premio Nadal en 1997.
                Un lunes a las ocho de la mañana, el protagonista empotra su coche contra el de una ejecutiva que, al salir, le cubre de insultos. En ese momento el hombre decide dedicar su existencia a amargar a la mujer y hacerle la vida imposible, para, además, entretenerse y olvidarse por un momento de su monótona vida gris. Pero al acercarse a la ejecutiva descubre que tiene una hermana de quince años que pronto se convierte en su debilidad.



Opinión personal:
Admito que no acostumbro a leer novela española. También admito que no acostumbro a leer novelas que no tengan un puntito fantástico, pero hace años encontré este libro en la estantería de mi madre y desde entonces lo tengo secuestrado en mi cuarto. Poco después estrenaron una película y pude ver en imágenes lo que ya había leído previamente… y me gustó.
Es una novela muy entretenida. Se hace tremendamente corta, y es uno de esos libros que merece la pena comprarse y tener en la estantería, porque una vez cada año vuelven a dar las ganas de echarle un ojo. Los protagonistas son encantadores, y cuando llevamos ya varias páginas leídas, estamos tan metidos en la historia que odiamos a quienes los personajes odian. Que esto ocurra en una novela me parece algo difícil de conseguir y que yo valoro muchísimo.
El ritmo es muy bueno. Las cosas fluyen y en un principio no se sabe hacia dónde van a ir, porque ocurre todo tan naturalmente que no hay momento en el que te lo plantees. Sabes que todo va rondando y que acabará de una manera u otra.
¿El género? En este caso no lo tengo yo muy claro. ¿Romance? ¿Novela blanca? ¿El transcurso de la vida? Una mezcla de situaciones. Como ya dije al hablar del ritmo, es difícil de poner un punto en la trama, sino que se convierte en una madeja imposible de desenredar. Muy sencillito, muy agradable.
Una novela harto recomendable. Y sí… podéis ver la película si queréis, pero el libro aporta muchísimas cosas más :P



(P.D: ¿No os pasa que odiáis encontrar solamente la portada que hicieron después de hacer la película de un libro? ¡Es odioso!)

sábado, 10 de septiembre de 2011

Hija de Lobos, de Víctor Conde




Hija de lobos, anteriormente titulada Garou, es una novela de hombres lobos que el escritor publicará el 13 de septiembre con la editorial Minotauro.
Él mismo la ha descrito en entrevistas como una novela gótica.Afirma que es una novela de licántropos pero no basada en los licántropos cinematográficos, sino en los hombres lobo en los que se creía en la Edad Media.

La historia transcurre en la isla de Rhum, en Escocia. La protagonista, Sabine, viaja con su familia –un padre, una madre y un hermano enfermo –a ese lugar casi despoblado del mundo en busca de unas plantas que pueden servir para curar a su hermano menor. Pero una vez llegan allí se dan cuenta de que la isla está empezando a ser desalojada y que pronto se quedarán allí solos a excepción de sus sirvientes, un farero y un antiguo cura.
Pronto empiezan a ocurrir fenómenos extraños que dan a entender de que en esa isla hay un hombre lobo que acecha a la familia.



Opinión personal:
La leí cuando la novela estaba en su última corrección y di un par de opiniones que no sé si Víctor Conde habrá tenido en cuenta para modificar antes de mandarlo a imprenta. A pesar de que no era una versión definitiva, la novela estaba bordada. De mis preferidas de todas las que ha escrito, creo que puedo hablar de unos personajes encantadores y unas descripciones que rápidamente meten al lector en la época pasada en la que transcurre la historia. Además, personalmente, adoro que haya decidido utilizar a los hombres lobo típicos de la Edad Media y no las moderneces depiladas que se ven hoy en día.
Podemos dividir la novela en dos historias que parecen tener un punto y final cada una, con un salto temporal en medio que ayuda a entender la maduración de los personajes… que siguen vivos (cuando lo leáis entenderéis por qué digo esto). Es un libro adulto que engancha desde su primer capítulo, con un ritmo narrativo ideal. Tal vez un poco lento en un principio, pero porque la historia así lo exige y rápido te acostumbras.

Género: terror sin lugar a dudas. Las últimas páginas son realmente asombrosas, pero no quiero desvelar exactamente por qué. Es complicado hablar de ello sin destripar la historia. El romance también tiene su protagonismo en la historia, y aunque no es algo predominante, muchas veces es el motivo de todo el viaje de la protagonista. Consigue dejarte ese toque dulce en los labios.


En definitiva: léanselo. Porque hay que apostar por la vuelta a los valores del terror, porque hay que apostar por autores de la tierra y… ¡demonios! porque está genial


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Miénteme, dime que me quieres




Dime, ¿qué es lo que quieres?
Miénteme
Dime que me quieres
Te quiero. Con toda mi alma.
Eres un jodido embustero
Fue lo que me pediste que fuera. Todo lo nuestro se basó en una mentira. No veo por qué… bueno. No veo por qué ahora no debo seguir mintiéndote.
¿No se te quiebra el corazón a cada mentira que dices?
Pues… no, la verdad es que no.
A mí sí. 


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Vuelvo a mi habitual ritmo de escritura y publicación... ¡bien! He pasado un verano en el que no he escrito ni mi nombre. A eso se le llama desconectar.
Esta tarde reanudé el taller de literatura y hemos hablado de los diálogos, diferenciando el diálogo escrito para ser leído en voz alta y el que está escrito para ser leído en una novela. He intentado conseguir esta vez esa frescura que exigen las frases que se van a decir en voz alta, pero... no sé si lo he conseguido.
En fin, experimentos y diálogos por doquier. Lo próximo que quiero intentar es un cuento en el que los tiempos verbales se intercalen y no quede mal.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Duele...




Noto que me ahogo. El aire no llega a mis pulmones, que poco a poco empiezas a sufrir contracciones, intentando sacar de mi cuerpo ese oxígeno que necesito pero no tengo. Dolor… dolor… un frío empieza a recorrer toda mi figura, empezando por el pecho  y acabando en los dedos de los pies. El frio se transforma rápidamente en calor y me siento como si estuviera en medio del infierno. Cierro los ojos y trato de llegar a la superficie. Mi último aliento. La bombona de oxígeno demuestra, burlona, que se ha quedado vacía antes de lo previsto. El marcador señala que aún queda una tercera parte, pero no hay más aire que salga desde dentro.
Escupo el respirador con rabia y dejo caer la botella. El peso de ésta se resta al de mi cuerpo y me siento algo más ligero, pero no lo suficiente para poder llegar  a la superficie. En medio del océano, a varias decenas de metros, todo a tu alrededor se vuelve de color negro. Lo único que me separa de la negrura que me rodea es una débil linterna submarina, pero… ¿dónde está el arriba?
Duele. Los pulmones vacíos me duelen tanto que me los arrancaría y los tiraría lejos de mí. En un acto reflejo, mi cuerpo traga agua en busca de aire, de oxígeno, de lo que sea. Sólo encuentra sal, y mis pulmones ardientes se ven ligeramente calmados por el líquido que se aloja en ellos. Toso, trago y vuelvo a toser. Todo está oscuro.
Se me cae la linterna. Veo que cae hacia mi arriba, lo que significa que estoy boca abajo.
Duele,
duele,
duele,
duel…
due…
du…