No me puedo creer que me haya abandonado… que me haya cambiado por otra. Es algo que me duele en el alma, justo al lado de las rueditas de mi corazón. Duele duele duele duele… En este momento no sé si quiero morir o sólo quiero olvidarle.
Y sin embargo… sé que él sigue aquí a mi lado. No parece hacerse dado cuenta, nunca se da cuenta de lo que yo hago o dejo de hacer, lo que yo sufro por él, lo que yo daría por su vida… Nada de eso lo aprecia, y es por eso por lo que hay muchos días que me dan ganas de llorar. Pero aún así debo seguir viéndole y haciendo como que no pasa nada, haciéndome la tonta.
No sé qué es exactamente lo que nos pasó. Llevamos ya tres años viviendo juntos, pasando todas las horas, los minutos, los segundos uno al lado del otro. Son miles las noches que he pasado a su lado, suspirando por su piel, acariciándole todo lo posible…
Y es en estos momentos, oyendo el tic tac de mis manecillas dentro del cajón, cuando entiendo que un reloj no es para siempre. Entiendo que me ha utilizado todo este tiempo, que no me quería a mí sino que sólo quería aprovecharse de todo lo que yo le daba. Que podía haber sido yo o podía haber sido cualquier otra…
Y que, como no, los hombres te abandonan en cuanto consiguen a otra. Nos pasa hasta a los relojes.
Me ha gustado la metáfora, el lenguaje y más o menos de lo que va el texto. El pensamiento triste suele venir bien, pero me ha recordado a la letra de una canción de Evanescence. En fin, buena paranoia que nos has soltado hoy.
ResponderEliminarFelicitaciones =)