sábado, 23 de octubre de 2010

Todo lo que sé



Con admiración, Fran pasó la mano a apenas unos milímetros de la piel de la chica, contemplando como el débil vello se levantaba al paso de su piel. Tumbada a su lado estaba la mujer más hermosa que había contemplado en mucho tiempo. Piel suave y pálida, ojos grises ahora cerrados en busca de las caricias más deliciosas del mundo, y una sonrisa en la boca que él deseaba arrebatar a besos.
Los labios carnosos respondieron al suave contacto de los del chico, con dulzura, acariciando su alma con ese beso. Algo dentro de Fran cambió de repente, como si una pequeña llama hubiera iluminado una habitación que hasta hacía poco había encontrado en la oscuridad. El primer beso de toda una noche que resultaría deliciosamente larga, pensó.
Las ropas desaparecieron en muy poco tiempo, y cuando el chico se dio cuenta descubrió a un ángel reencarnado en el bello ser que tenía delante. Una silueta blanca, perfecta, se hallaba boca arriba encima de la cama, mirándole. Acarició los muslos, maravillado, y subió por el vientre mientras la seguía contemplando. Vanessa se dejaba acariciar, respondiendo con belleza y sonrisas a la mirada fascinada de él. Le cogió la mano y la besó, haciendo que el mundo se parara durante unos segundos.
La silueta perfecta se levantó de la cama y se puso en pie. El pelo negro de ella calló a ambos lados de su cabeza, formando una cascada  que llegaba a tapar sus pechos, recordándole a Fran a una sirena de cuento. Ella, una vez más, se dejó contemplar a apenas un metro de él.
-Ahora eres incluso más hermosa que antes… -susurró el chico. Ella sonrió con más dulzura aún y Fran se sintió derretir de placer. La chica bajó la vista y el flequillo calló graciosamente delante de sus ojos. Fran levantó la mano y se lo apartó delicadamente hasta detrás de las orejas, como en las películas de amor. Ante una princesa, era lo menos que podía hacer. Sus ojos se encontraron y fue ella la que rompió el contacto visual al acercarse y darle un beso. Un beso suave, lento y húmedo, lleno de sentimientos que gritaban por dejarse oír. El chico se sintió atontado de pronto ante tantas sensaciones juntas, pero decidió olvidarlas todas para que una sola palabra resonara en su mente: Vanessa.
-Y tú… -susurró a su oído con picardía -¿vas a estar toda la noche con miradas o me vas a enseñar todo lo que sabes?
Todo lo que sé, pensó Fran. Todo lo que sé es que nunca había contemplado a un ser más perfecto que este. Nunca pensé que pudiera sentirme tan pequeño al lado de otra persona…
Todo lo que sé es que, probablemente, la acabe amando de alguna forma u otra. Todo lo que sé, o lo que puedo suponer, es que esta noche será inolvidable.




Esto es ya de hace tiempo... ¿un año, dos? Y es uno de esos escritos que no quiero que se pierdan. Como no, va dedicado a un chico que pincha como la fibra de vidrio

3 comentarios:

  1. Hurm... Sólo te puedo augurar que gracias a este relato vas a tener muchas visitas jeje

    Me ha gustado y ha resultado empalagoso en algunos momentos, como este tipo de cosas suelen resultarlo en la vida real si lo analizas detenida, muy detenidamente. Pero nunca solemos hacer eso.

    Felicitaciones por el relato =)

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  2. ¡Buenas! Acabo de descubrir el blog y tengo que decir que me gusta lo que veo :). Este relato me ha parecido muy bueno, especialmente por el arranque. Felicidades, seguiré pasándome por aquí.

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  3. *_* Muchas gracias a los dos


    Y carlos, si, es pasteloso. Supongo que me sentía pastelosa cuando lo escribí XD

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