No había arriba ni abajo. Tampoco derecha ni izquierda. Me encontraba, simplemente, flotando en medio de la nada, rodeado de oscuridad, rodeado de negrura. Tan solo un delgado tubo me unía a la nave que me había transportado hasta allí. Me sentía como un feto en un útero materno inmenso, tan en silencio, tan sólo, tan oscuro...
Nunca en toda mi vida me había encontrado tan solo como entonces. Ni siquiera cuando de niño me sentía un incomprendido que coleccionaba sellos en vez de jugar al futbol con los otros. Pero encontrarse allí, con un espacio imperecedero encima y un espacio imperecedero debajo, era una de las sensaciones más espeluznantes que había sentido en mi vida. Espeluznante pero infinitamente hermosa.
No sentía mi cuerpo. De hecho, era casi como no tener cuerpo que mover. El dolor de espalda que muchos días achacaba a mi cuerpo había desaparecido al no tener ninguna fuerza gravitatoria a la que obedecer. Todo era… era… maravilloso.
Pero maravillosamente aterrador. Si me hubiera encontrado en la tierra con mi ropa de toda la vida puesta, el terror habría sido mucho mayor. Pero me encontraba metido en un traje de astronauta de más de 130 kilos sin poder moverme en medio de un océano de estrellas. Esa seguridad me tranquilizó, y en vez de gritar a pleno pulmón me limité a abrir muchísimo los ojos para poder grabar en mi retina todo lo que estaba viendo.
La nave NK19864836-JF me había llevado hacia allí, a kilómetros y kilómetros de todo lo que había conocido hasta entonces. Mi misión: experimentar con ciertos aparatos de medición que me habían enseñado a manejar en la Tierra. Tenía que comprobar si realmente podían ser utilizados en el espacio para misiones más importantes.
Y a pesar de que llevaba meses entrenándome para esto -¿meses? ¡Era como si hubieran pasado años! -, y aunque tenía una radio que comunicaba con la Tierra, me sentí tremendamente mareado. Mareado por la sensación de ingravidez, mareado por saber que era el único ser humano fuera de órbita en aquel momento. Mareado por... por… por saber que estaba haciendo historia.
Miré a la Tierra, hermoso planeta. Desde donde me encontraba aprecié su intenso color azul, sus mares y sus continentes, pero me hizo gracia verlo boca abajo de como lo había estudiando yo siempre en el colegio: hemisferio sur hacia arriba, hemisferio norte hacia abajo. En ese momento estaba contemplando África al revés de como la había visualizado siempre en mi mente. Pero ella no era la que estaba al revés. Tampoco yo, que la estaba viendo distinta.
Simplemente, en aquel lugar no había ni arriba ni abajo.
Todo transcurría lento, muy, muy despacio, casi como si las cosas no cambiaran con el paso de los milenios. Me sentí como un pequeño plancton que contemplaba el movimiento pausado pero continuado de una enorme ballena.
En ese momento algo captó mi atención. Desde mi derecha -¿sería verdaderamente mi derecha? Nunca lo sabría –pude ver como algo se acercaba con una rapidez que contrastaba con el resto del universo que lo rodeaba. Directo hacia la Tierra.
Un asteroide. Grande, muy grande. Jodidamente grande.
─… No… ─rogué. Nadie me escuchó.
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Una de las primeras cosas que intento de Ciencia Ficción...
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Una de las primeras cosas que intento de Ciencia Ficción...
Muchas gracias, Josu *_*
ResponderEliminarNunca me había atrevido a escribir este genero porque me consideraba muy "de letras", y siempre he visto necesarias algunas explicaciones científicas para complementar y dar credibilidad a la Ci-Fi.
Interesante cuento, cuenta con suficientes elementos del terror cósmico en tan pocas líneas, aunque la parte final me pareció un poco precipitada, en mi opinión (perdona la intromisión)tal vez la parte posterior a la visión del objeto pudo prolongarse un poco más para resaltar la desesperación del sujeto.
ResponderEliminarY esto que diré a continuación será una estupidez, pero en concreto lo que vio es una asteroide (la diferencia principal sería que el cometa sigue una órbita alrededor de un astro de mayor masa) y el asteroide puede vagar aleatoriamente impulsado por las fuerzas encontradas a su paso.
FE DE ERRATAS: Acabo de revisar en las wikis el concepto de asteroide y estos también se ubican orbitando sistemas, solo diferenciándose por el tamaño, corrijo lo que escribí en el post de arriba. My bad.
ResponderEliminar@ Anónimo: has conseguido que abra la wiki para comprobar la diferencia entre cometa y asteroide. Y tras leer ambas descripciones, creo que efectivamente tienes tú razón: yo quería un cuerpo rocoso, cada de fuego y hielo. Por tanto voy a cambiar en el texto "cometa" por "asteroide".
ResponderEliminarGracias por tu comentario: has conseguido que aprenda algo nuevo ^^