miércoles, 15 de junio de 2011

Sangre




Miró al cielo: azul. Miró al suelo: asfalto. Se tocó la cabeza y notó algo húmedo que le bajaba por la sien, despacio, y que le hacía cosquillas cuando seguía su camino por el lóbulo de la oreja.
¿Qué demonios? Era sangre. Se encontraba tumbado en medio de la carretera, boca arriba y sin sentir nada desde la cintura hacia abajo. Oyó a alguien chillar a su lado, pero no consiguió girar la cabeza para poder ver quién ni por qué chillaba. A decir verdad, le daba igual…


Marcos abrió los ojos cuando el sol de la mañana atravesó el cristal de su ventana y le dio en la cara.  Trató de apartarse de la trayectoria de los rayos metiendo la cabeza debajo de la almohada, pero no lo consiguió. Después de revolverse durante varios minutos en la cama intentando recuperar el sueño, se dio por vencido y salió en dirección al baño.
Había tenido una pesadilla realmente horrible. No la recordaba bien, pero era algo de un accidente… Sangre… ¿cosquillas? Fragmentos y sensaciones sin sentido asaltaron su mente mientras el agua de la ducha le golpeaba la espalda.
Una pesadilla, tan solo un mal sueño… No hay por qué preocuparse.
                Salió de la ducha y se secó el pelo con la toalla. Se afeitó –como abogado lo que peor puedes hacer es ir mal vestido o mal afeitado y que tus clientes lo noten y salió hacia su cuarto. Buscó en su armario uno de sus trajes más elegantes, se arregló el pelo, se sonrió ante el espejo para darse energía y salió de su casa tras haber cogido el maletín.
                Algo le frenó al llegar a la puerta del edificio. Una sensación de haber olvidado algo. Como aún tenía tiempo, volvió a subir hasta el piso veintiséis y justo cuando cruzaba la puerta de su casa sonó el teléfono. Descolgó.
           ¿Hablo con el señor Marcos Morales Ramos? –preguntó una voz de hombre. Marcos miró el reloj para comprobar que aún le quedaba tiempo para una pequeña llamadita.
Sí, claro. ¿Con quién hablo?
Soy de la Policía Nacional. Acabamos de mandar un coche hacia su casa. Por favor, espere allí y los policías le explicarán con más detalles lo ocurrido . Marcos arrugó la frente, preocupado por primera vez en todo el día.
¿Qué ha pasado? –con un tono de voz más serio. El policía se quedó en silencio unos segundos que a Marcos se le hicieron eternos.
Ha habido un accidente. Un atropello. Su… su hijo está en el hospital.
¿Marquitos? –su voz se quebró. Se dejó caer hasta el suelo, aún con el teléfono en la oreja. Si todo aquello era una broma, estaba siendo la broma más pesada de la historia. Notó como empezaba a faltarle el aire como a un pez al que sacan demasiado tiempo de debajo del agua.
Según la identificación que llevaba sí. Necesitamos que venga al hospital a reconocerle.
¿Qué le ha pasado? ¿Está bien?
Se quedaron en silencio. El policía carraspeó y el sonido devolvió a la realidad a Marcos.

3 comentarios:

  1. Wow! Me ha parecido bastante estimulante este cuento, me gustó imaginarme y recorrer los escenarios durante la lectura. Realmente me ha encantado. Thanks.

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  2. Muy sugerente.
    Super interesante
    Gracias

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  3. Muchas gracias a los dos.
    Este fue un ejercicio que nos mandaron en el taller de literatura en el que estoy. Se supone que teníamos que meter un precedente en un cuento corto. En mi caso,el profesor admitió que no era exactamente un precedente pero actuaba como tal.

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