Continuación de la transcripción del Taller de Creación Literaria que impartió Víctor Conde en 2010. Continuación de este post.
Por mi parte, permito el copy paste (aunque si vais a colgarlo en otro sitio, me gustaría que pusierais el enlace a aquí).
¡Que lo disfruten!
Cosas que hay que saber
El momento ideal para contar una historia existe, pero ese debe ‘racionalizar la emoción’. Si quieres contar una comedia y el escritor está deprimido para escribirlo, el escritor tiene que ser lo suficientemente frío para alejarse de sus sentimientos y racionalizar lo que se va a escribir.
El escritor debe situarse mentalmente en la historia y sentir plenamente lo que está contando. No debe notarse los cambios de moción del que escribe en el texto, porque eso se nota a la hora de leerlo. El trabajo del escritor es el mismo que el trabajo del actor: hay que distanciarse de tu propia emoción hacia el tema.
Hay que saber qué emoción debe transmitir el texto. Y si el escritor en ese momento no es capaz de racionalizar su emoción propia, muchos escritores lo que hacen es hacer cada escena de corrido, para que la escena vaya totalmente fluida y los sentimientos que transmite sean los mismos desde el principio hasta el final.
El dossier del que hemos hablado anteriormente hay que extenderlo hasta tocar también el mundo en el que vamos a contar la historia. El mundo debe ser coherente consigo mismo, aunque sea un mundo fantástico e inventado. Uno puede hablar sobre un mundo con unas leyes físicas distintas al nuestro, pero ante todo el mundo inventado debe ser coherente.
Los cuentos más sencillos son aquellos en los que el narrador cuenta los diálogos (ejemplo: entonces el cruel ogro dijo que se comería a los niños). Cada personaje tiene una forma peculiar de hablar, y esto se ve reflejado en los diálogos. Los protagonistas no tienen por qué ser personas cultas y saber de todo, y si este es el caso se le debe hacer hablar de una manera muy simple y directa.
Para hacer el dossier de los personajes y conocerlos, se le deben hacer preguntas específicas; esto ayudará también para averiguar la forma en la que hablan. Hay que tratar que las conversaciones que escribimos sean fluidas y naturales, pues sino el lector no se las creerá. El lenguaje debe adaptarse al lugar y la época del texto.
A la hora de las palabrotas, podemos admitir y escribir palabras mal sonantes si un personaje las dice mucho. Sin embargo, no se puede admitir que sea el propio narrador el que diga esas palabrotas. Hay que diferenciar mucho la forma de hablar de un personaje de la forma de hablar de un narrador: un narrador siempre hablará de una forma culta y elegante. En el caso de que la historia no exija que los personajes sean malhablados, debemos intentar evitarlos, porque pueden hacer violenta la lectura de un texto.
El número ideal de personajes es el mínimo indispensable para el desarrollo de la trama. Debemos tratar de incluir personajes distintos entre sí para darle riqueza a la historia.
Los personajes que cumplen estereotipos no son negativos para el escritor, sino que le ayudan a describirlos. Aún así, el escritor puede saltarse los estereotipos deseados para crear un contraste que pueda llegar a chocar al lector y ganar en originalidad; lo malo de saltarse los estereotipos es que se tarda más tiempo en explicaciones. Los estereotipos se pueden usar en beneficio porque ahorran en explicaciones (y esto ayuda a la hora de hacer cuentos cortos o microcuentos).
Me ha gustado la tercera parte de este cursillo de Víctor Conde, la verdad es que los apuntes están muy bien.
ResponderEliminarYendo al grano, considero que sí, los personajes deben ser los que la trama necesita, pero cuando trato de cosas mayores intento que los personajes principales sean seis. Suena raro, pero es porque en el mundillo del tebeo, los mejores cómics funcionan con seis personajes, por ejemplo los Vengadores siempre molan cuando son seis y no un trillón y Watchmen, si contamos al Comediante, eran seis también. Cosas mías, a la hora de estructurar la historia acabo teniendo seis jaja
En cuanto a un narrador malhablado, pues yo lo usaría si es un narrador personaje. Si el personaje es un tipo que usa palabras malsonantes, creo que el narrador, o sea, él mismo, también debe usarlas. Si no quedaría algo antinatural.
Sobre las emociones, creo que se puede aprovechar todo lo que sintamos siempre y cuando no lleve a cambios drásticos como ya hablamos una vez. Lo que suelo hacer es, si me siento mal, y tengo una escena más adelante o al principio donde alguien este triste, pues lo voy a esa escena. Creo que de todo se puede sacar algo.
En fin, disculpa por un comentario tan largo e insustancial y genial por los apuntes.
Felicitaciones por el blog, ya verás como sigue creciendo =)
Sobre lo del narrador malhablado, es el próximo capítulo que espero subiré mañana: trata sobre el narrador.
ResponderEliminarY lo que tu dices de estar con una moción y saltar a una escena en la que predomine esa emoción: yo no lo hago así, pero es cierto que es una buena táctica ^^
Al próximo cursillo tendrás que apuntarte ;)
"Al próximo cursillo tendrás que apuntarte ;)"
ResponderEliminarSi me pilla bien las horas y no tengo ninguna otra obligación, no dudes de que estaré por ahí, incordiando.
Espero la actualización (cuando puedas).
Un saludo. =)
No me acoses ;_; (:P) Voy a subirlo, perdona
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